"Yo, nada menos que yo, terminé por rezar <<que dure>>" -Benedetti
No quería terminar de leer esa obra de Benedetti, por esa especie de homenaje perpetuo a lo inconcluso que suelo hacer con aquello que tanto me gusta.
Tal vez porque en el fondo sabía que no podía ser un buen final; Benedetti siempre ha sido tan realista en cuestiones del amor, y nadie puede ser tan feliz en la vida real.
Al final decidí terminarlo, es tan buena su escritura que valía la pena la decepción a la que ya me había predispuesto, sabía que iba acabar mal, pero no imagine a que grado, pero es una obra maestra.
En sentido metafórico el final del amor siempre es una tragedia equiparada a ese final del libro. ¿Quien no ha sentido tal desdicha ?
Después de todo, lo único que me consuela es saber que para sentirte tan desgraciado después de semejante pérdida, es indispensable haber vivido el amor, amar y sentirte amado, vivir toda la experiencia. Por eso es tan sublime la metáfora; porque igual que el libro de Benedetti, el amor vale la pena.
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